Los vendedores ambulantes somos personas, no papeleras del mobiliario urbano

¿Todo vale para hacerse una foto?

Con motivo de las obras a realizar en el recinto de El Arenal, el Mercadillo que habitualmente se instala los domingos en esta ubicación se vio obligado a una profunda modificación que le afectó de manera drástica desde el día 19 de septiembre del presente año. Esta modificación se realizaba con la premura que suponía el supuesto inicio de las obras en la semana inmediatamente posterior a esa fecha señalada, pregonado por el equipo de gobierno municipal en los medios de comunicación a bombo y platillo.

Al día de hoy las obras no han comenzado ni tienen visos de iniciarse, habiendo transcurrido ya tres domingos (19,26  de septiembre y 3 de octubre) sin señal de movimiento alguno en la pretendida y cacareada reforma.

El próximo domingo, 10 de octubre será el cuarto en el que los vendedores ambulantes, más de 250 familias, se ven obligadas a sufrir las muy negativas consecuencias del cambio sin que la obra haya comenzado.

Desde la Asociación de Comerciantes Autónomos Ambulantes (COMACOR) nos parece indignante, incalificable y sobre todo irresponsable que se haya dado el paso precipitado e innecesario de obligar a un colectivo tan numeroso como vulnerable, y en situación económica grave, desesperada, a asumir un cambio como este,  para ahora hacerle asistir semana tras semana al bochornoso espectáculo de que su sacrificio está siendo en vano. Sentimos que se ríen de nosotros en nuestra propia cara.

Por más que intentamos entender las razones, no somos capaces de comprender la falta de seriedad y planificación del Ayuntamiento, y la absoluta carencia de sensibilidad hacia los vendedores ambulantes, que de nuevo somos tratados como si de papeleras del mobiliario urbano se tratase,  a las que se puede llevar de aquí para allá sin tener en cuenta sus consecuencias. Estamos viviendo una situación de emergencia derivada de la crisis motivada por el COVID, estamos en una situación desesperada, insostenible, para muchos al límite, y en vez de ayudarnos a salir de este agujero, nuestro Ayuntamiento parece empeñado en rematarnos con su indiferencia y su falta de empatía y sensibilidad. Con este cambio cada semana estamos perdiendo ventas y beneficios, o sea, pan para nuestros hijos, sustento para nuestros hogares, y quienes nos gobiernan miran para otro lado como si fuéramos simples adornos de un paisaje en el que parece que no pintamos nada. ¿Es que nos somos ciudadanos? ¿Es que no pagamos tasas e impuestos? ¿Es que no tenemos derechos?

¡Ya está bien! Somos personas humildes que solo queremos trabajar con dignidad sin sentirnos humillados ni tratados con desconsideración. No pedimos favoritismos, solo justicia, trato digno y no padecer una y otra vez los caprichos del gestor de turno que antepone cualquier cuestión o fotografía para una portada a la realidad de un colectivo que siempre es el último al que dejan opinar y el  que sufre constantemente los daños colaterales y las vicisitudes que atañen a las ubicaciones donde se montan los mercadillos, sin ser tenidos en cuenta a la hora de la toma de decisiones. Luego, cuando salgamos con nuestras furgonetas a protestar dirán que somos unos exagerados.

Antonio Torcuato, Presidente de COMACOR

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